Estabilidad del miedo, los efectos de las emociones negativas después de una lesión

Marta Gómez Casas

Fisioterapeuta

agosto 21, 2020

El poder de la mente es un determinante crítico de la fuerza/debilidad muscular. El miedo es una poderosa respuesta emocional y cognitiva ante una amenaza percibida, y se requieren estrategias neurocognitivas para regular las emociones y el control neuromuscular negativos, ya que sin esta estrategia puede conducir a errores en la regulación de la actividad muscular, es decir, conduce a la RIGIDEZ ARTICULAR (pérdida de estabilidad).

EL CEREBRO: ASIMILA, REORGANIZA, MODIFICA LA BIOLOGÍA, esto es NEUROPLASTICIDAD. Identifica cómo puede estimular este efecto en la coordinación cerebro-músculo en pacientes después de una lesión.

Existe una relación neuromecánica entre el miedo, la cognición y la estabilidad articular. Las lesiones están relacionadas con el control neuromuscular, por lo que es necesario optimizar este control neuromuscular para prevenir lesiones, mantener la estabilidad articular y la salud articular en el futuro.

Para un óptimo control neuromuscular, el sistema nervioso central debe poder reaccionar precisamente a través de las vías neuronales. El control anticipatorio y el retroalimentado son importantes durante situaciones rápidas, ya que mantienen la estabilidad.

Los procesos de cambio son adaptativos y son generados por neurotransmisores bioquímicos, uno importante es el ÁCIDO GABA (INHIBIDOR INTERCORTICAL), que desempeña un papel importante en la plasticidad cortical motora (aprendizaje). El sistema nervioso está en constante cambio a lo largo de la vida; la materia gris se elimina según sea necesario.

Se debe considerar:

  • Reducir la inhibición excesiva.
  • Atención selectiva (optimiza la conexión neuronal, aumenta la eficiencia sináptica y disminuye el ruido al inhibirlo).
  • Enfoque externo (facilita el aprendizaje de tareas motoras, aumenta la fuerza, reduce el gasto energético, mejora la percepción del movimiento).

Una estrategia de intervención que active las áreas corticales motoras puede atenuar la pérdida de fuerza muscular al mismo tiempo que elimina la prolongación del período silencioso corticoespinal (SP; una medida de la inhibición corticoespinal cuantificada mediante estimulación magnética transcraneal).

Niveles altos de estrés pueden producir efectos perjudiciales que hacen al atleta más vulnerable a lesiones (déficits de atención, fatiga anticipada, agotamiento, etc.).

El estrés debilita el sistema inmunológico del cuerpo y lo hace más vulnerable, lo que puede llevar al atleta a buscar lesiones como una válvula de escape del estrés al que está sometido.

El estrés puede causar sobreactivación muscular específica que puede dificultar la flexibilidad y la coordinación motora, lo que aumenta la vulnerabilidad a lesiones.

El estrés puede llevar a la presencia de comportamientos agresivos e imprudentes y aumentar el riesgo físico.

El estrés puede llevar a los atletas a buscar controlar situaciones estresantes mediante un exceso de entrenamiento que puede ser muy perjudicial.

Cuando el ejercicio físico sirve para aliviar síntomas de estrés no relacionados con el deporte (por ejemplo, estrés laboral o familiar), es común que ocurra abuso cuantitativo o cualitativo, aumentando la vulnerabilidad a lesiones.

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MUST BEGIN TO UNDERSTAND THE INJURY AS A SYSTEMIC PROBLEM, NOT ONLY A PERIPHERAL ONE
(Antonio Piepoli)

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